"…Después vinieron las masacres de Aguas Blancas y Acteal, y no hice nada porque no era zapatista, ni campesino. Después vino la represión en Cancún, Guadalajara y Atenco, y no hice nada porque no era altermundista, globalifóbico ni comunero. Después llego la PFP a Oaxaca y no hice nada porque no era oaxaqueño. Después mataron a más de cuarenta mil personas entre narcos, sicarios, soldados, policías y miles de inocentes y yo no hice nada porque me paralizó el miedo. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hacer algo por mí."

Frase reeditada a la mexicana por su servilleta, se le atribuye erróneamente a Bertolt Brecht en realidad la dijo/escribió (¿?) Martin Niemoeller.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Los cínicos no sirven para soñar



Decía Kapuscinski refiriéndose al periodismo “Los cínicos no sirven para este oficio”, lo creo cierto y aplicable no sólo al periodismo, aplicable en historia, en ciencias políticas y en general en las ciencias sociales y también, por qué no, en la vida diaria.

Se nos machaca a diario y desde todos los frentes una supuesta irracionalidad cuando tratamos de pensar en un mundo mejor, mientras se nos presenta una realidad inamovible donde los salarios cada vez alcanzan para menos, las prestaciones de ley cada vez son más ridículas. Una realidad que no podemos cambiar, donde resulta del todo legal y racional que el patrón te despida después de diez años porque no quiere que el empleado genere antigüedad. Nos enfrentamos así a un cinismo con tintes racionalistas donde los amos explican en términos accesibles porque las próximas generaciones no tendremos acceso a una jubilación digna, para que ellos tengan siempre mayores ganancias bajo el discurso de que puedan invertir más y generar más empleos, sin decir jamás que se trata de subempleos, macjobs, doble turno en wallmart, etc.

Ante esto se nos pide,  de la manera más cínica, que nos convirtamos en cínicxs. Puesto que vivimos en un mundo que no podemos cambiar; se debe votar por el partido que va a ganar y se trata de sacar el mayor provecho posible de la situación, si te mueves no sales en la foto.  Es así y nada podemos hacer, al menos eso es lo que pretenden que creamos y se comportan en consecuencia. El problema es que a su vez, nosotrxs como borreguitxs nos comportamos también en consecuencia.
Quien busque otro camino se vuelve idealista, irracional o utópico  en el mejor de los casos.
Y es que a veces caemos en el engaño de la superioridad del Estado, es su invencibilidad, en victorias que no son, que nunca han sido. Y es cuando caemos en la falsedad de las victorias del Estado, cuando las creemos, que perdemos. Puesto que  olvidamos que nunca se trató de un juego limpio y limpias nunca han sido sus disque victorias.

En el inter de la supremacía del Estado, éste, que no es más que la cúpula del poder, ricos, funcionarios, narcotraficantes, empresarios y sus sirvientes, continúan con el despojo. Ya no se trata de caciques,  ni  terratenientes o al menos ya no se les llama así, ahora viene el narco, más silencioso pero también más sanguinario, vienen las compañías mineras que casualmente o más bien precisamente hicieron del Mineral de Dolores uno de sus nidos mejor encaminado, vienen las compañías del fracking a hacer aquí lo que ya les empiezan a prohibir en Estados Unidos, y ahí van depredando los recursos naturales de nuestro territorio a cambio de empleos temporales y riesgosos y seguirán exprimiéndonos más horas de trabajo y de sueño, mientras sigamos pensando que es así y que nada puede hacerse.
Bonito cuento para antes de dormir, y después llevarnos al matadero.


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